(Eclo 6,18-37; 14,20-27; Prov
1,20-33; 8,1-11)
4 1Hijo mío, no te burles de la vida del afligido,
no deprimas al que sufre amargamente;
2no le gruñas al necesitado
no deprimas al que sufre amargamente;
2no le gruñas al necesitado
ni te cierres al
ánimo abatido;
3no exasperes al que se siente abatido
ni aflijas al pobre que acude a ti,
ni niegues limosna al indigente;
4no rechaces la súplica del pobre,
3no exasperes al que se siente abatido
ni aflijas al pobre que acude a ti,
ni niegues limosna al indigente;
4no rechaces la súplica del pobre,
5ni le des ocasión
de maldecirte:
6si
en la amargura de su dolor clama contra ti,
su Hacedor escuchará su clamor.
su Hacedor escuchará su clamor.
7Hazte simpático
a la asamblea,
inclina la cabeza
ante el que manda;
8haz caso del pobre
8haz caso del pobre
y responde a su
saludo con llaneza;
9libra al oprimido del opresor
9libra al oprimido del opresor
y no te repugne
hacer justicia.
10Sé padre para
los huérfanos y marido para las viudas,
y Dios te llamará
hijo, tendrá piedad y te librará de la fosa.
11La sabiduría
instruye a sus hijos,
estimula a los que la comprenden.
12Los que la aman, aman la vida;
estimula a los que la comprenden.
12Los que la aman, aman la vida;
los que la buscan,
alcanzan el favor del Señor;
13los que la retienen consiguen gloria del Señor,
acamparán con la bendición de Dios;
13los que la retienen consiguen gloria del Señor,
acamparán con la bendición de Dios;
14los que la
sirven, sirven al Santo;
Dios ama a los
que la aman.
15Quien me escucha
juzgará rectamente,
quien me hace caso
habitará en mis atrios;
17disimulada caminaré con él,
17disimulada caminaré con él,
comenzaré probándolo
con tentaciones;
cuando su corazón se entregue a mí,
18volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos;
cuando su corazón se entregue a mí,
18volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos;
19pero si se desvía,
lo rechazaré y lo castigaré con la cárcel;
si se aparta de
mí, lo arrojaré y lo entregaré a los salteadores.
Timidez
20Hijo mío, aprovecha
la ocasión pero guárdate del mal,
no seas vergonzoso en perjuicio propio;
no seas vergonzoso en perjuicio propio;
21hay una
vergüenza que acarrea culpa,
hay una vergüenza
que trae gracia y honor.
22No tengas
respetos en perjuicio propio
ni titubees con peligro propio;
23no retengas la palabra oportuna
ni titubees con peligro propio;
23no retengas la palabra oportuna
ni escondas tu sabiduría;
24pues hablando
se muestra la sabiduría,
y la inteligencia,
en la respuesta de la lengua.
25No contradigas a Dios, humíllate ante Dios;
25No contradigas a Dios, humíllate ante Dios;
26no te avergüences
de confesar tu culpa,
no te opongas a
la corriente.
27No te sometas
a un necio ni resistas a los que mandan.
No te sientes con
juez inicuo,
pues tendrás que
juzgar según su capricho.
28Hasta la muerte lucha por la justicia,
28Hasta la muerte lucha por la justicia,
y el Señor peleará
a tu favor.
29No seas
arrogante de boca,
apocado y cobarde
en los hechos;
30no seas un león para tu familia,
miedoso y apocado con los siervos;
31no tengas la mano abierta para recibir
30no seas un león para tu familia,
miedoso y apocado con los siervos;
31no tengas la mano abierta para recibir
y cerrada a la hora
de dar.
4,1-6 La
fórmula "hijo m lo" introduce nueva sección. El signo estilístico son
los imperativos negativos. No se trata puramente de la necesidad, que
remediaría una limosna indiferente; sino que lo personal de la compasión, el interés, la amabilidad, confieren valor auténtico a la limosna: véase
18,15-18. La motivación apela a la sanción de Dios, el cual responde a las
reclamaciones del pobre: es la doctrina de Ex 22,23s; Dt 24,14s, que resuena en
Sant 5,4; véase también Eclo 35,14-22.
4,3 Prov 18,23.
4,6 Ex 22,23-24;
Dt 24,14-15.
4,7 -10 Parece
describir un proceso o juicio público en el que el discípulo defiende la causa
del oprimido. Al entrar debe ganarse con su ademán la simpatía de la asamblea, saludar
respetuosamente a quien preside, saludar con llaneza al defendido. El saludo expresa
la participación humana. El defensor toma como cosa propia la causa del oprimido, de las clases desvalidas, huérfanos
y viudas: Is 1,17.22; Job 29,12s. La sanción de Dios es maravillosa, adoptar
como hijo (cfr. la culminación en Mt 5,44s; Lc 6,35).
4,11-19 Después
de haber hablado, el maestro cede la palabra a la Sensatez personificada, que
pronuncia aquí su primer discurso en el libro; imita Prov cap. 3, 8 y 9. Por delante
va una doble introducción.
4,11 "Hijos"
de la Sabiduría son sus discípulos: cfr. Mt 11,19. Su enseñanza no es puramente
teórica, sino que incita y exhorta.
4,12-14 Todavía
habla el maestro (la versión griega lo pone en primera persona, en boca de la
Sabiduría). Los tres versos señalan los pasos del aprendizaje: comienza el amor
e interés (Sab 7,10), sigue la búsqueda con éxito, después viene la constancia
(Prov 3,18) y así se llega al servicio estable. Éste tiene algo de sacerdotal, Dios toma como hecho a sí lo que se hace por la
Sabiduría (Sab 7,28). El último
hemistiquio según el texto griego. Este amor a la sabiduría suena muy parecido
al griego philo-sophia, sólo que el traductor usa el verbo agapao.
4,15 Aquí
empieza su breve discurso, prometiendo el resultado final. Si tomamos como
complementarios los dos hemistiquios, habla de juzgar en un tribunal sagrado. El
v. 16 no existe en el texto hebreo.
4,17 -19 El
breve discurso se desdobla en una parte positiva y una negativa. La primera describe
el aprendizaje como una marcha por el desierto, tiempo clásico de las pruebas (Ex
16,4; 20,20; Dt 8,2) Y de la revelación divina. La Sabiduría parece desempeñar
la función del "angel del Señor", mediador y guía: Ex 23,23; 32,34. La segunda parte recoge términos de la predicación
deuteronómica sobre la ley.
4,20 Aquí
comienza una de las series típicas del autor. Formalmente consiste en una
enumeración de preceptos negativos. El número básico de la serie es 20 ó 22, número
alfabético. Algunas prohibiciones se duplican en el segundo hemistiquio, otras
llevan motivación, que se puede alargar a varios versos; otras adiciones están
condicionadas por el tema y parecen posteriores. La serie tiene una cierta
unidad temática, que no se debe urgir. La presente llega hasta 6,4, y su tema
dominante se podría enunciar ''timidez y presunción".
4,21 El término
"vergüenza" tiene varios significados: respetos humanos, timidez o cobardía,
miedo a la humillación. Ben Sira distingue en ella dos caras opuestas (41,14-42,8).
Es el principio del "doble aspecto", tan querido del autor, que
preside muchos desarrollos y manifiesta la búsqueda del equilibrio. La forma "hay"
es también clásica de esta literatura, p. ej. 19,25-20,20.
4,22 Véase
20,22s.
4,23-24 La
sabiduría quiere servir a otros ya su dueño: compárese con 37,19s.
4,25-26 "Resistir"
a Dios cuando Dios mismo acusa o arguye en un pleito sacro, como en Sal 50-51: en
tal caso al hombre no le queda más que confesar el pecado ( Prov 28,13). "La
corriente" parece referirse al castigo impuesto por Dios a causa del
pecado. Confesar el pecado y aceptar el castigo son auténtica humildad, que se
opone a una vergüenza perniciosa.
4,27 En función
del contexto, debe entenderse como "sumisión" al necio por timidez o
respetos humanos; y como "resistir" a la autoridad por presunción y
arrogancia. De modo semejante, el juez inicuo intimida al compañero o
subordinado y lo arrastra a la injusticia.
4,28 La injusticia
atrae el tema de la justicia, que se inserta bien en el contexto: hay que "luchar"
sin timidez ni respetos humanos.
La frase es muy
importante: hay que unirla a Sab 1,15 Y a la bienaventuranza para la "sed de
justicia" Mt 5; lo pueden ilustrar textos como Sal 58 y 94. El hebreo
añade un verso que se repite y encaja mejor en 5,14.
4,29-30 Nueva
forma de cobardía, del fanfarrón apocado; con una punta de ironía. En vez de "león",
leen otros mastín.
4,31. Bello refrán,
de los que podemos llamar flotantes; ha encontrado lugar aquí por la forma de prohibición
y quizá por el proverbio que sigue, sobre la riqueza.
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