domingo, 17 de junio de 2012

CAPÍTULO 15.




15 1Quien respeta al Señor obrará así,
observando la Ley alcanzará la sabiduría.
2Ella le saldrá al encuentro como una madre
y lo recibirá como la esposa de la juventud;
3lo alimentará con pan de sensatez
y le dará a beber agua de prudencia;
4apoyado en ella no vacilará
y confiado en ella no fracasará;
5lo ensalzará sobre sus compañeros
para que abra la boca en la asamblea;
6alcanzará gozo y alegría,
le legará un nombre perdurable.
7No la alcanzan los hombres falsos
ni la verán los arrogantes,
8se queda lejos de los cínicos
y los embusteros no se acuerdan de ella;
9su alabanza desdice en boca del malvado,
porque no se la otorga Dios;
10la boca del sensato pronuncia su elogio
y el que la posee la enseña.  

Origen del pecado  

11No digas: «Mi pecado viene de Dios».
porque él no hace lo que odia;
12no digas: «El me ha extraviado».
porque no necesita de hombres inicuo
13el Señor aborrece la maldad y la blasfemia.
los que lo respetan no caen en ellas.
14El Señor creó al hombre al principio 
y lo entregó en poder de su albedrío;
15si quieres, guardarás sus mandatos.
porque es prudencia cumplir su voluntad;
16ante ti están puestos fuego yagua:
echa mano a lo que quieras
17delante del hombre están muerte y vida:
le darán lo que él escoja.
18Es inmensa la sabiduría del Señor.
es grande su poder y lo ve todo;
19los ojos de Dios ven las acciones,
él conoce todas las obras del hombre;
20A nadie mandó pecar
ni enseñó mentiras a los embusteros;
no deja impunes a los embusteros
ni se apiada del que practica el fraude.  

15,1 La conquista de la novia Sensatez se asegura por el respeto de Dios, que se traduce en la observancia de la ley. Idea del comienzo y central en el libro.
15,2-6 En el segundo acto es protagonista la mujer: ya es una madre, esposa de juventud, y por ello especialmente amada: Prov 5,18; Is 54,6; Jr 2,2. Se escucha al fondo el retrato de Prov 31: ella cuida solícita del marido dentro de casa y le procura fama entre los nobles, y para la posteridad.
15,3 En Prov 9,5 ofrece pan y vino.
15,4 Son expresiones que se suelen referir a Dios.
15,7-9 Varias categorías quedan excluidas de tales privilegios, son incompatibles con la sabiduría: véase Sab 1,4.6.
15,10 El colofón es como la firma del maestro, que retornará a lo largo del libro.
15,11 Después de dedicar varios capítulos al trato con los hombres, en diversas categorías el autor pasa a tratar con amplitud y variedad de aspectos el tema de las relaciones con Dios: pecado, castigo, perdón, y la figura de Dios creador en medio. El autor comienza por un tema difícil: el origen del pecado: ¿hay que atribuirlo a Dios o al hombre? Introduce la discusión recogiendo o fingiendo una objeción o pregunta del alumno: procedimiento didáctico que da viveza a la exposición y permite centrar la cuestión en el pecado personal. Desde allí sube al origen universal. La respuesta del maestro suena categórica e inapelable: véanse Sal 11 ,5; Sab 11,24.
15,12 El alumno insta: "extraviar" o engañar lo atribuye a Dios y no a un tentador. Puede pensar en el corazón endurecido del Faraón, en el censo de David (2 Sm 24,1), en la visión de Mica ben Yimla (1 Re 22), Dios tiene a disposición los males físicos, no necesita de hombres violentos o inicuos. La respuesta del maestro es más sutil: ¿qué utilidad puede perseguir Dios engañando?
15,13 Continúa en tono de teodicea. La maldad es pecado de obra, la blasfemia pecado de palabra: entre las dos abarcan la totalidad. Dios libra de ellas a los que lo respetan. Puede ser que el alumno pretenda más bien excusarse que acusar a Dios; en cualquier caso, sería un juicio injusto, y el maestro lo endereza con autoridad.
15,14 Comienza la exposición positiva, remontándose a los orígenes, según práctica hebrea y siguiendo Gn 2-3. Por la libertad el hombre se posee y se realiza, es señor de su destino.
15,15 Pero no es señor absoluto. Al poder interno del albedrío se añade la luz y fuerza de la ley, que es voluntad de Dios hecha palabra para regir y ordenar al hombre libre. Cumplir el mandato depende del querer (Sal 40,9). En vez de "prudencia", otro manuscrito dice "fidelidad". El texto hebreo añade una glosa inspirada en Hab 2,4: "si crees en él, también tú vivirás".
15,16 La libertad se ejercita eligiendo. Fuego yagua son aquí criaturas elementales, opuestas en su función, no en su valor de bien y mal. Ambas son buenas, y en ellas experimenta el hombre su capacidad de escoger; al mismo tiempo, las dos se excluyen, y ponen al hombre en trance de elegir. En toda la exposición el autor prescinde del árbol y la serpiente.
15,17 La oposición radical procede de la predicación de la ley: Dt 30,15.19, donde se empareja con bien y mal, maldición y bendición. El sujeto del verbo "le darán" es Dios, que sanciona la elección humana: es en sustancia el tema de Gn 2-3.
15,18-19 Como en el paraíso, pero sin trasposición narrativa, aparece Dios, que ve y conoce todo, aun la intimidad del hombre, de donde brota la decisión. Aquí tenemos otra dimensión de la "sabiduría divina", relacionada con la conducta ética del hombre.
15,20 Concluye resumiendo el tema de la teodicea y del castigo: el mandato de Dios no tiene por objeto la maldad. Dios no manda al hombre que peque; y si peca, no lo deja impune. "Mentirosos" debe tener, por el contexto, un sentido particular: mentira radical del hombre, que acusa a Dios para excusarse, que niega su pecado. Gran mentira, que rubrica el pecado cometido; como el de Caín en Gn 4. El hebreo añade una glosa impertinente, no recogida en las versiones antiguas: "no se apiada del malhechor ni del que revela secretos".

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