domingo, 17 de junio de 2012

CAPÍTULO 13.




Trato con el rico  

13 1A quien toca la pez se le pega la mano,
quien se junta con el cínico aprende sus costumbres.
2¿Puedes levantar un peso superior a tus fuerzas
o buscar la compañía del más rico que tú?
¿puede juntarse el jarro con la olla?,
chocará con ella y se romperá.
3El rico ofende y encima se ufana,
el pobre es ofendido y encima pide perdón.
4Si le eres útil, se servirá de ti;
si te derrengas, renuncia a ti;
5si tienes algo, te dirá buenas palabras,
pero te explotará sin que le duela;
6si te necesita, te halagará,
y con sonrisas te infundirá confianza;
te dirá amablemente: ¿qué necesitas?,
y con sus manjares te avergonzará;
7mientras se aprovecha de ti, te engaña;
a la segunda y a la tercera te amenazará;
más tarde, al verte, te evitará
y meneará la cabeza contra ti.  

Trato con el noble  

8Guárdate de ser presuntuoso,
no imites a los faltos de juicio.
9Si estás cerca de un noble, guarda las distancias,
y él insistirá para que te acerques;
10no te acerques mucho, no sea que te aparte;
no te apartes mucho, no te hagas antipático;
lino te tomes libertades con él
ni te fíes de sus muchos razonamientos,
pues con sus razonamientos te pone a prueba
y sonriendo te examina.
12Cruelmente se burlará de ti
y no te ahorrará cadenas.
13Ten cuidado y ponte en guardia
y no camines con hombres violentos.  

Ricos y pobres  

15Todo viviente ama a los de su especie:
lo mismo el hombre, a los que se le asemejan;
17no se junta el lobo con el cordero
ni el malvado con el justo (ni el rico con el necesitado).
18¿Pueden tratarse la hiena y el perro?,
¿pueden tratarse el rico y el pobre?
19El asno salvaje es presa del león,
el pobre es pasto del rico.
20El soberbio aborrece al humilde,
el rico aborrece al indigente.
21Tropieza el rico, y su vecino lo sostiene;
tropieza el pobre, y su vecino lo empuja;
22habla el rico, y muchos lo aprueban,
y encuentran elocuente su hablar desmañado;
se equivoca el pobre y le dicen: vaya, vaya;
habla con acierto, y no le hacen caso;
23habla el rico, y lo escuchan en silencio,
y ponen por las nubes su talento;
habla el pobre, y dicen: ¿quién es?,
y si cae, encima lo empujan.
24Buena es la riqueza adquirida sin culpa,
mala es la pobreza causada por la arrogancia.
25El corazón humano hace mudar semblante
para bien o para mal:
26rostro sereno es señal de buena intención,
hablar por rodeos es señal de mala idea.


13,1 El enunciado es tan general, que puede introducir cualquier instrucción. Sobre el cínico: Prov 1,22; 3,34; 13,1; 14,6; 15,12; 24,9.
13,2-7 No responde al enunciado general, pues al pobre no se le pegan los usos del rico. La figura que diseña del rico es enteramente negativa: atento a sus intereses, se interesa por el pobre, si puede y mientras puede sacar provecho de él, y así aumenta la distancia. Nosotros tenemos un refrán que
dice: "Si la piedra da en el cántaro, mal para el cántaro; si el cántaro da en la piedra, mal para el cántaro"; y otro más sencillo: "al pobre no es provechoso acompañarse con el poderoso". Se diría que los discípulos no pertenecían a la clase de los ricos. Pobre no significa indigente, sino de clase modesta.
13,3 La distancia se traduce en humillación explícita: Prov 18,23; compárese con el Salmo 123.
13,4 Como animal que se dobla y no vale para las faenas del campo.
13,6 Incluso cuando da, hace sentir el sonrojo de la necesidad o la inferioridad: véase Prov 23,3.
13,7 La descripción sapiencial de Ben Sira no es menos fuerte que una denuncia profética: compárese con Miq 3,1-4; sólo que el autor no añade la sanción divina.
13,8-13 Es como una variante o prolongación del anterior: en vez de rico, noble. El verso introductorio (8), en virtud del contexto, centra la presunción en igualarse al noble, y tacha semejante presunción de falta de juicio. No sería digna de un discípulo en la escuela sapiencial. Antes bien, se le pide todo un juego de equilibrios y cautelas, muy según el gusto del autor. Nosotros decimos "guardar las distancias". El desarrollo supone que el tal noble tiene un cargo en el poder ejecutivo y que puede llegar a extremos violentos. Lo lleva al extremo el rey Asuero en Est 4,11.
13,15-24 Continúa el tema en un plano más general. La comparación animal cojea a propósito. El hombre debería aceptar a cualquier hombre, sin distinción, y sin embargo crea divisiones, como si fueran de especie, entre los que tienen la misma naturaleza: Prov 22,2. Es la actitud del rico que piensa pertenecer a una especie superior. La comparación animal, común a escritores sapienciales, toma en la pluma de Ben Sira un tono de ironía cruel.
13,17-19 Las binas de animales recuerdan por contraste las de Is 11, reconciliadas en la paz de un nuevo paraíso. Aquí las comparaciones pronuncian un juicio de valor, pues a la bina rico / pobre corresponde malvado / honrado y lobo / cordero. Hostilidad provocada desde arriba. Ben Sira no deja sitio para la neutralidad o la tolerancia, patrocina el interés y el amor.
13,19 Véase ls 3,14s; Am 2,6s.
13,21-23 La aguda descripción de tipos y costumbres es también denuncia y condena. Ejemplo de enseñanza eficaz que se contenta con poner delante, con hacer ver; véase Prov 14,20.
13,24 Especie de nota añadida para puntualizar, por si el alumno ha generalizado demasiado sus conclusiones.
13,25-14,2 Sin relación con los textos circundantes se inserta esta breve y sustanciosa reflexión. Fundada en la unidad de la vida interior y su expresión externa, Ben Sira indica algunos signos para descubrir lo interior. Después en dos bienaventuranzas nos recuerda que la dicha humana radica en lo interior: véase Prov 15,13. Encontramos en unión estrecha corazón, rostro, boca y ánimo: en esa unidad hay elementos que actúan como personajes diversos: es la virtud de la conciencia, que desdobla al hombre sin romper su unidad.

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