SEGUNDA PARTE
Himno a la
Sabiduría
(Eclo 1; Prov
8,22-31; Sab 7,8)
24 1La sabiduría se alaba a sí misma,
se gloría en
medio de su pueblo,
2abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus potestades:
3yo salí de la boca del Altísimo
2abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de sus potestades:
3yo salí de la boca del Altísimo
y como niebla
cubrí la tierra
4habité en el cielo
4habité en el cielo
con mi trono
sobre columna de nubes;
5yo sola rodeé
el arco del cielo
y paseé por la
hondura del abismo,
6regí las olas del mar y los continentes
6regí las olas del mar y los continentes
y todos los
pueblos y naciones.
7Entre todos
ellos busqué dónde descansar
y una heredad
dónde habitar.
8Entonces el
creador del universo me ordenó,
el que me creó estableció mi residencia:
el que me creó estableció mi residencia:
Reside en Jacob,
sea Israel tu heredad.
9Desde el principio, antes de los siglos me creó,
y no cesaré jamás.
9Desde el principio, antes de los siglos me creó,
y no cesaré jamás.
10En la santa
morada, en su presencia ofrecí culto
y en Sión me establecí;
y en Sión me establecí;
11en la ciudad
escogida me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi poder.
en Jerusalén reside mi poder.
12Eché raíces
entre un pueblo glorioso,
en la parcela
del Señor, en su heredad.
13Crecí como cedro del Líbano
13Crecí como cedro del Líbano
y como ciprés
del monte Hermón,
14crecí como
palmera de Engadí y como rosal de Jericó,
como olivo
crecí en la pradera y como plátano junto al agua.
15Perfumé como cinamomo y espliego
15Perfumé como cinamomo y espliego
y di aroma como
mirra exquisita,
como incienso y
ámbar y bálsamo,
como perfume de
incienso en el santuario.
16Como
terebinto extendí mis ramas,
un ramaje bello y frondoso;
17como vid hermosa retoñé:
un ramaje bello y frondoso;
17como vid hermosa retoñé:
mis flores y frutos
son bellos y abundantes.
19Venid a mí los que me amáis,
19Venid a mí los que me amáis,
y saciaos de
mis frutos;
20recordarme es
más dulce que la miel,
poseerme es
mejor que los panales.
21El que me
come tendrá más hambre,
el que me bebe
tendrá más sed;
22el que me
escucha no fracasará,
el que me pone
en práctica no pecará.
23Todo esto es el libro de la alianza del Altísimo,
la Ley que nos dio Moisés
23Todo esto es el libro de la alianza del Altísimo,
la Ley que nos dio Moisés
como herencia
para la comunidad de Jacob.
25Rebosa sabiduría como el Pisón
25Rebosa sabiduría como el Pisón
y como el
Tigris en primavera,
26va llena de
inteligencia como el Éufrates
y como el Jordán durante la cosecha,
270frece enseñanza como el Nilo
y como el Jordán durante la cosecha,
270frece enseñanza como el Nilo
y como el
Guijón durante la vendimia.
28El primero no acabará de comprenderla
28El primero no acabará de comprenderla
y el último no
podrá rastrearla,
29pues su
pensamiento es más dilatado que el mar
y su consejo más que el océano.
y su consejo más que el océano.
30Yo salí como
canal de un río
y como acequia que
riega un jardín;
31dije: Regaré mi
huerto y empaparé mis arriates,
pero el canal se
me hizo un río y el río se me hizo un lago.
32Haré brillar mi enseñanza como la aurora
32Haré brillar mi enseñanza como la aurora
para que ilumine
las distancias;
33derramaré doctrina
como profecía
y la legaré a las
futuras generaciones.
34Mirad que no he trabajado para mí solo,
sino para todos los que la buscan.
34Mirad que no he trabajado para mí solo,
sino para todos los que la buscan.
24 Por su
posición, encabeza la segunda parte del libro, como el cap. 1 encabeza la primera
y toda la colección. Por su contenido es centro y culmen del libro entero y
pieza esencial para una teología de la sabiduría. Utilizando imágenes y
fórmulas del AT, el autor realiza una gran síntesis teológica, que prepara y ofrece símbolos a una cristología. El autor tiene presente la primera
colección de Prov 1-9 y parece depender también de Job.
Lo mismo que en
el cap. 1, de la sabiduría se deriva el sabio y del sabio, su enseñanza: esto
justifica el poema como introducción a lo que sigue y permite al autor asomarse
al libro, hablando de sí en primera persona.
Contamos 36
versos, que se podrían dividir en estrofas de seis versos; pero el contenido no
coincide con dicha división formal. La disposición es clara: origen de la sabiduría
y su función cósmica (1-6), búsqueda terrena hasta la elección de un pueblo y una ciudad (7-11), describe en
imágenes vegetales su crecimiento y aroma (12-15), invitación a los hombres
(16-22), el maestro habla de la ley (23-29), el maestro habla de sí. (30-34).
24,1-6 Sabiduría
cósmica. Comienza a hablar en la asamblea celeste, como volviendo de un viaje y
resumiendo sus etapas. Menciona los hombres sólo como habitantes del cosmos; no
menciona animales ni astros. El escenario se divide verticalmente en cielo y
abismo, la tierra se divide horizontalmente en mar y continentes.
24,1-2 El
género autohimno es frecuente en Isaías Segundo, donde Dios se acredita frente
a su pueblo y los ídolos. "Su pueblo" es la corte celeste, a la que
pertenece por su origen divino y en la que ocupa un puesto preeminente.
24,3 Variación
sobre Gn 1: la palabra creadora se llama aquí, como otras veces, "lo que
sale de la boca". El espíritu ordenador, viento que se cierne en Gn 1,
está visto aquí como niebla que se difunde y lo llena todo, quizá fecundando.
24,4
"Habitar" o acampar (cfr. Jn 1,14). La "columna de nubes"
es en el Éxodo presencia protectora de la gloria de Dios.
24,5-6 Su
visita es de inspección y dominio: algo así como el sol, que de día recorre el arco
del cielo (Sal 19,6s) y de noche atraviesa el mundo subterráneo. En Gn 1 recibe
el hombre el dominio de la tierra y los animales.
24,7-11
Sabiduría histórica. Dejando su morada celeste, busca morada estable en la tierra.
Repite la peregrinación de Abrahán, del pueblo en el desierto, del arca.
24,7
"Heredad" designa la tierra prometida o una porción de ella; también
el pueblo se llama "heredad" de Dios. El "descanso" se predica
del pueblo (Dt 12,9) Y de Dios (Sal 132,8.14).
24,8 Como
creador del universo, Dios puede elegir y asignar puestos (Ex 19,5). Atendiendo
al procedimiento literario, la sabiduría está descrita a imagen del pueblo; atendiendo
a la concepción teológica, el pueblo actúa a imagen de la sabiduría, ya que ella
es anterior.
24,9 Trasciende
los tiempos. Es la primera criatura, como dicen Prov 8,22 y Eclo 1.4, y es la
última. Ocupa un lugar inmediato a Dios (cfr. Is 43,10) Y abarca creación e historia.
24,10 La
elección de Jerusalén es la conclusión de una etapa: para el pueblo unificado
bajo David, para el arca, depositada en el templo (Sal 132). En la tierra
entregada, en la ciudad elegida, en el templo, el pueblo ofrece culto a su
Dios. La sabiduría asume aquí dicha función litúrgica. Es palabra que sale de Dios y vuelve a Dios.
24,11 Jerusalén
es además capital política del reino, donde el rey administra la justicia: Sal
122,5.
24,12-15
Acumula comparaciones de orden vegetal, de árboles corpulentos y plantas aromáticas.
Palmera y olivo son frutales.
24,12 El
descanso es nuevo comienzo de crecimiento y expansión.
24,13-14 Seis
especies de árboles, encabezando la serie el de más prestigio (Is 14,8; 37,24).
La pluralidad concentrada en tres versos indica un parque o paraíso: compárese con
las siete especies de Is 41 ,18s. Donde habita la sabiduría surge un paraíso.
24,15 La
traducción de los nombres no es cierta, pero los aromas mencionados se emplean
en sahumerios y en la unción: se usan en el culto y consagran a los escogidos.
24,16-22 Por la
continuación de imágenes vegetales, se diría que continúa la estrofa
precedente. Hay un cambio: antes se hablaba de crecimiento y perfume, ahora de flores
y frutos, preparando la invitación a los hombres.
24,16-17 El
''terebinto'' es árbol poco frecuente, a veces con función sacra (Jue 6,11). En
cambio la vid es imagen clásica del pueblo: Is 5,1-7; 27,2-5; Sal 80.
24,18-21 La
sabiduría interpela a sus oyentes humanos, como en Prov 8 y 9, La paradoja de
sus frutos es que sacian y producen hambre: el crecimiento vegetal se comunica
al hombre en forma de afán satisfecho e insaciable: es el extremo opuesto al cansancio
del Qohelet, aunque la fórmula en parte se asemeje: Ecl 1,85.
24,20
"Nombre" o recuerdo o apellido, que se trasmite y pervive en la
descendencia. El sabio, como un padre, trasmite como nombre o título y herencia
la sabiduría; ella lo hace por sí misma. Así se identifica con la tradición
viva de Israel.
24,22 Los dos
verbos, "escuchar y poner en práctica", se refieren tradicionalmente
a la ley. Con la cual se libra el hombre del pecado y del consiguiente fracaso
definitivo de su vida.
24,23-29
Sabiduría = ley. Toma la palabra el maestro, como desvelando el enigma: hokma
= toré. (cfr. Dt 4,6). En tiempo de Ben Sirá la tora de
Moisés era el Pentateuco como norma superior de conducta. "Ley de Moisés y
herencia" van unidos en la introducción a las bendiciones de Jacob: Gn 33,4.
24,23 Se
refiere a la alianza del Sinaí, según la concepción del Deuteronomio.
24,24-27 El
nuevo paraíso cuenta con los cuatro ramales de Gn 2,10-14. A ellos se añaden
los dos ríos ligados a la suerte histórica del pueblo: Nilo y Jordán. Son ríos perennes,
no torrentes provisorios. Entre los seis aseguran un caudal de sabiduría,
inteligencia y prudencia para las tres estaciones, primavera, cosecha y
vendimia.
24,28-29 El
caudal forma un océano inabarcable. Si los ríos simbolizan la actividad incesante,
el océano simboliza la plenitud en reposo. Es una plenitud que supera y desborda
a la serie entera de quienes la estudian, del primero al último.
24,30-34 De
sabiduría sabio. Concluye con la confesión en primera persona, como el libro
entero (51,13-30).
24,30-31
Comparado con el océano, el maestro no es más que un canal o acequia, que
empalma con el manantial y deriva el agua hacia el terreno limitado del jardín
o huerto que cultiva. Sólo que, abierto a la plenitud, se inunda, crece y se
convierte en lago o mar interior (Ez 47,1-9). Así es la plenitud comunicativa
de la sabiduría: como las fuentes del Jordán hacia Genesaret o el Mar Muerto. El
hombre es cauce avasallado por una corriente que lo desborda.
24,32-34 Cambia
la imagen al iluminarse la conciencia del autor sobre su destino. Su actividad
sapiencial es luz de aurora que comienza y crece y alcanza hasta el horizonte. Su
doctrina se puede comparar con la profecía, porque ilumina a los hombres y procede de Dios, si bien
indirectamente. Ben Sira pronuncia en el centro del libro su confesión de autor
privilegiado. Su actividad, más que una gloria, ha sido un servicio para cuantos
buscan la sabiduría.
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