miércoles, 20 de junio de 2012

CAPÍTULO 18.


18 1El que vive eternamente creó el universo:
2el Señor es el único sin tacha, y no hay otro fuera de él.
3Dirige el universo con la palma en la mano,
y todos cumplen su voluntad;
es rey universal y poderoso
que separa lo santo de lo profano.
4Nadie es capaz de contar sus obras,
¿quién rastreará sus grandezas?
5¿Quién podrá medir su grandeza
y quién contará sus favores?
6No es posible aumentar ni disminuir
ni se pueden rastrear sus maravillas;
7cuando el hombre termina, está empezando,
y cuando se detiene, queda estupefacto.
8¿Qué es el hombre, para qué sirve,
cuál es su bondad y su maldad?
9Los días del hombre son contados,
y es mucho si llega a cien años;
10una gota del mar, un grano de arena:
eso son mil años comparados con el día eterno
11Por eso el Señor tiene paciencia con ellos
y derrama sobre ellos su compasión.
12Pues sabe muy bien que están inclinados al mal,
y por eso abunda su perdón.
13El hombre se compadece de su prójimo;
el Señor, de todos los vivientes;
avisa, y educa, y enseña, y guía como pastor a su rebaño.
14Se compadece de los que reciben la corrección
y de los que se esfuerzan por cumplir sus mandamientos.  

Dar con amor  

15Hijo mío, cuando haces un favor, no reprendas
ni ofendas con las palabras cuando haces limosna:
16el rocío alivia el bochorno
y la palabra vale más que el don;
17 ¿no vale la palabra más que el don
cuando procede de un hombre caritativo?
18El necio insulta sin caridad,
un don de mala gana hace llorar.  

Prevenir. 

19 Antes de hablar, aprende
antes de caer enfermo, busca remedio;
20antes de ser juzgado, examínate,
y a la hora de la cuenta te perdonarán;
21antes de caer enfermo, humíllate,
y cuando peques, muestra arrepentimiento.
22Nada te impida cumplir pronto un voto,
no esperes hasta la muerte para cumplirlo.
23Antes de rezar, prepárate,
no imites a los que tientan al Señor.
24Acuérdate del día final de la cólera, del momento de la venganza,
cuando ocultará su rostro.
25Cuando estás harto, acuérdate del hambre,
y cuando seas rico, de la pobreza e indigencia;
26de la noche a la mañana cambia la situación:
ante el Señor todo pasa aprisa.
27Un hombre sabio siempre está prevenido; 
cuando tienta el pecado, se abstiene de obrar mal.
28Un hombre inteligente conoce la sabiduría
y alaba al que la alcanza.
29Los que saben hablar también se hacen sabios
y pronuncian proverbios acertados.
3OHijo mío, no sigas tus caprichos,
refrena tus deseos; 
 

Dominarse. 

31si cedes al placer de tus deseos,
te harás el hazmerreír de tus enemigos.
32No le tomes gusto al lujo,
porque sus gastos te harán pobre.
33No seas glotón y bebedor
cuando tienes la bolsa vacía.  

18,4-7 Segunda estrofa. También es tema del Segundo Isaías: p. ej. Is 40,12; también Sal 139,17s; 145,3; 147,5; Rom 11,33-35. Hay que notar en la cuaterna el paralelismo de "grandezas" y "favores".
18,8-11 Tercera estrofa: véase 10,19-31. En contraste con la grandeza de Dios resalta la pequeñez del hombre. En su duración, cosa evidente: el salmo 90 admite hasta ochenta años; quizá piense el autor en ejemplos patriarcales. También es pequeño en sus bienes y males: no distingue el autor entre males físicos y morales. "El día eterno" es forma original: la totalidad unitaria se contrapone a la multiplicidad transeúnte.
18,12-14 Cuarta estrofa. La debilidad humana moral (Gn 8,21) aumenta el perdón divino (Sal 103,14; 145,9). El hombre imita esa compasión de modo limitado. La compasión de Dios no es indiferencia bonachona, que lo deja pasar todo, sino que corrige y enmienda al mismo que perdona. Por ello exige la respuesta humana: aceptar la corrección, esforzarse por cumplir la ley.
18,15-18 Quizá lleguen acá estos versos atraídos por la idea de la compasión. La palabra vale más que el don, cuando acompaña al don y por ello es sincera. No que la palabra sustituya al don (1 Jn 3,18), sino que expresa el interés humano. La necedad se opone a la caridad porque le falta comprensión y respeto.
18,19 "Aprende" o infórmate. Lo siguiente lo llamamos "curarse en salud": véase 38,1-8.
18,19-28 Prevenirse es adelantarse a los sucesos, con la acción o mentalmente; y ésta es una forma de sabiduría.
18,19-23 Cuatro proverbios comienzan con "antes de", y el del v. 22 equivale en el sentido. Insiste en la enfermedad y la muerte vistos como juicio y castigo de Dios.
18,20 Es la hora de la cuenta final; pero puede incluir también otros momentos de la vida. Examen de conciencia en orden al arrepentimiento y la penitencia.
18,21 Es tradicional vincular la enfermedad al pecado, como castigo o escarmiento: Job 33,19-22.
18,23 La oración sincera pide una actitud conveniente: exigir, esperar indebidamente puede ser tentar a Dios; como los israelitas en el desierto: Sal 95,9.
18,24-26 La desgracia futura y sobre todo la definitiva, que es la muerte, se presentan a la memoria del hombre ejerciendo su influjo saludable: así el hombre no confiará en sí ni en las circunstancias favorables de la vida, y resistirá a la tentación. El juicio de Dios, definitivo o provisorio, siempre es inminente.
18,27-28 Prevenirse es prudencia, y prudencia es una rama de la sabiduría. El sujeto de "alabar" es quizá la Sabiduría personificada. El tema específico ha desembocado en el tema general de la obra.

18,29 A primera vista, este verso es un pegote: ¿a qué viene ahora la destreza en el hablar? Pienso que el verso cumple una función formal, formar inclusión con el v. 19
18,30-19,3 Después de prevenirse, dominarse: hacen buena pareja. En cuanto a la forma, son tres avisos o consejos negativos con motivaciones. Por el contenido, se fija en lujo y banquetes, vino y mujeres. Los versos 32.33.1.2 se leen en hebreo.
18,30-31 Empieza en términos genéricos y anuncia una sanción social. La motivación se lee también en 6,4 y en algunos salmos: 25,2; 35,19; 41,12.
18,32 ''Te harán pobre" o duplicarán tu pobreza.
18,33 Véase Prov 23,20s. Dándole valor de futuro: "no quedará nada en la bolsa".

CAPÍTULO 17.





17 1El Señor formó al hombre de tierra
y le hizo volver de nuevo a ella;
2le concedió un plazo de días contados
y le dio dominio sobre la tierra;
3lo revistió de un poder como el suyo
y lo hizo a su propia imagen;
4impuso su temor a todo viviente,
para que dominara a bestias y aves.
6Les formó boca y lengua y ojos
y oídos y mente para entender;
7los colmó de inteligencia y sabiduría
y les enseñó el bien y el mal;
8les mostró sus maravillas,
para que se fijaran en ellas,
10para que alaben el santo nombre
y cuenten sus grandes hazañas.
11 Les concedió inteligencia
y en herencia una Ley que da vida;
12hizo con ellos alianza eterna
enseñándoles sus mandamientos.
13Sus ojos vieron la grandeza de su gloria
y sus oídos oyeron la majestad de su voz.
14Les ordenó abstenerse de toda idolatría
y les dio preceptos acerca del prójimo.


Dios retribuye


15Sus caminos están siempre en su presencia,
no se ocultan a sus ojos.
16(Sus caminos desde la niñez se inclinan al mal,
no son capaces de transformar
en corazones de carne los de piedra).
(Cuando dividió sobre la tierra las naciones)
17puso un jefe sobre cada nación, pero Israel es la porción del Señor ...
18(Por ser su primogénito lo educa
y porque le dio la luz de su amor no lo abandona).
19Todas sus obras están ante él como el sol,
sus ojos observan siempre sus caminos;
20no se le ocultan sus injusticias,
todos sus pecados están a su vista.
21(El Señor, que es bueno y conoce a su criatura,
no los rechaza ni abandona, sino que los perdona).
22El Señor guarda, como sello suyo, la limosna del hombre,
y su caridad, como la niña del ojo.
23Después se levantará para retribuirlas
y hará recaer sobre ellos lo que merecen.
24A los que se arrepienten los deja volver
y reanima a los que pierden la paciencia.
25Vuelve el Señor, abandona el pecado,
suplica en su presencia y disminuye tus faltas;
26retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia
y detesta de corazón la idolatría.
27En el Abismo, ¿quién alaba al Señor
como los vivos que le dan gracias?,
28el muerto como si no existiera deja de alabarlo,
el que está vivo y sano alaba al Señor.
29¡Qué grande es la misericordia del Señor
y su perdón para los que vuelven a él!

Dios comprende y perdona


30El hombre no es como Dios,
pues ningún hijo de Adán es inmortal;
31¿qué hay más brillante que el sol?
-pues también tiene eclipses-
(carne y sangre maquinan el mal).
32Dios pasa revista al ejército celeste,
cuánto más a los hombres de polvo y ceniza.


17,1-14 Creación del hombre, en tres estrofas de cuatro versos. La extensión de esta parte es significativa. No recurre a imágenes de ascendencia mitológica, sí a tradiciones históricas del pueblo.
17,1-4. Primera estrofa. Invierte a sabiendas el orden tradicional (Gn 1,27s): condición mortal del hombre - dominio sobre la tierra - imagen de Dios. Es decir, no presenta la condición mortal como consecuencia de un pecado, sino como propia de su naturaleza "terrena". El orden es ascendente: aunque mortal, puede dominar y es imagen de Dios. Como Sal 8,7-9, insiste en el dominio sobre otros vivientes. Al final de esta estrofa, un lector, al parecer de formación estoica, añadió un verso que recogen algunos manuscritos: "Recibió el uso de cinco obras del Señor (cinco sentidos), como sexto don les regaló la inteligencia y como séptimo el lenguaje que interpreta las obras de Dios". Es interesante escuchar a un autor antiguo sobre la función "hermenéutica" del lenguaje.
17 ,6-10 Segunda estrofa. El hombre creado para conocer y alabar a Dios. El autor no se ciñe a la narración del Génesis. Para la alabanza son necesarios: ojos y oídos que perciben, mente que comprende, boca que proclama. El hombre es además un animal ético: mal y bien se proponen a la libertad, según 15,11-20; Dt 30,15.19. En el v. 10 resuena la tradición de los salmos.
17,11-14 Tercera estrofa. El autor proyecta la experiencia histórica en la creación, según las tradiciones bíblicas; la situación de Adán viene descrita como alianza con ley y mandamientos. Como en el Sinaí, la alianza primordial es promulgada con manifestación de gloria / esplendor y de voz / trueno.
17,14 Parece sintetizar las "dos tablas", si el griego adikou designa la idolatría.
17,15-23 El texto resulta desordenado. Una pista recta habla de Dios que ve, castiga y premia (15.19.20.22.23); una pista oblicua, probable adición que anticipa la sección de 18,8-14, habla del Dios que comprende y perdona, al hombre por su debilidad (16.21), a Israel por la elección (17-18).
17,15 Un buen comentario en el salmo 139.
17,16 El tema procede de Gn 6,5; 8,21. El cambio de corazón, de Ez 11,29; 36,26. 17,17 Tema de Dt 32,8s, pero eliminando la alusión a las divinidades.
17,18 Reflexión teológica importante. La elección de Dios es exigente (Am 3,2) y su amor no puede quedar indiferente; la paternidad de Dios en el AT, más que en la imagen de la generación, se funda en la experiencia de la educación (Dt 8,5): no es un padre permisivo.
17,19 "Como el sol" o como ante el sol, según la concepción antigua, del sol clarividente y penetrante con su luz; imagen de la justicia vigilante.
17,21 Magnífico desarrollo en el salmo 103.
17,22 La retribución incluye también el premiar. El sello iba montado en el anillo; era valioso por su significado personal exclusivo, por su poder de marcar y autorizar una propiedad o un decreto: Gn 38,18; 1 Re 21,8; Jr 22,24. Más estimada y personal es "la niña del ojo" Dt 32,10; Sal 17,8.
17,23 "Levantarse" es gesto judicial para pronunciar sentencia: Sal 74,22; 76,10; 82,8.
17,24-29 Consecuencia de todo lo dicho sobre la conducta de Dios es para el hombre convertirse antes de que llegue la muerte y sea tarde. El destino del hombre, que es alabar a Dios (17,8-10) se frustra en el Seol o Abismo: Is 38,18s; Sal 30,10; 115,18 etc. Están bien distinguidos con palabras diversas el "arrepentimiento", metanoeo, y la "conversión" o vuelta, apo/epi-strepho. Quien se ha alejado debe volver. Léase un buen desarrollo del tema en Jr 2,1-4,4. "Injusticia e idolatría" representan las dos tablas.
17 ,30-18,14 El tema de esta instrucción es la comprensión y perdón de Dios. Para desarrollarlo contrapone la pequeñez y debilidad humana a la grandeza divina, de modo que la segunda ocupe más espacio y suene como un himno.
17,30-31 Introduce la exposición planteando los dos términos de la comparación. Ser mortal distingue al hombre radicalmente de Dios: Ez 28,9. No es normal comparar al hombre con el sol, para los hebreos y para la observación empírica el astro más luminoso en el cielo. Dios solo no tiene eclipses: cfr. Sant 1,17.
17,32-18,3 Primera estrofa. Dios es el Señor de los Ejércitos (Is 40,26), es creador, rey, su voluntad se cumple (Is 48,14), y gobernador del universo creado (Is 44,24), es único (Is 44,6; 45,5.18.21; 46,9), eterno (Is 43,13); su acción siempre está "justificada" (Is 45,24). "Dirige": el verbo hebreo es denominativo de "timón": su "palma" le sirve de timón cósmico. A Ben Sira le preocupa la
ordenación del mundo por división de dos campos, lo sacro y lo profano; lo considera institución divina: véase 33,9 en su contexto.

domingo, 17 de junio de 2012

CAPÍTULO 16.




Dios castiga

16 1No desees hijos guapos y sin provecho
ni te alegres de hijos que sean malvados;
2aunque prosperen, no goces con ellos
si no respetan al Señor;
3no esperes que vivan mucho ni confíes en su desenlace,
porque no tendrán buena descendencia;
un cumplidor del deber vale más que mil
y más vale morir estéril que tener descendientes arrogantes.
4Uno solo y estéril, si respeta al Señor, puebla una ciudad;
una turba de bandidos la deja desierta.
5Muchas cosas de ese género han visto mis ojos
y muchas más ha escuchado mi oído.
6Por culpa de los malvados se encendió el fuego
y ardió la cólera contra una banda de malvados;
7no perdonó a los gigantes de antaño,
que se rebelaron en otro tiempo con su fuerza;
8no perdonó a los vecinos de Lot
que se pervirtieron por su arrogancia;
9no perdonó al pueblo proscrito,
que fue desposeído por sus crímenes,
10ni a los seiscientos mil soldados
que fueron aniquilados por su arrogancia.
11Y aunque no haya más que uno de dura cerviz
si escapa impune, será por milagro.
Porque él tiene compasión y cólera, absuelve y perdona,
pero descarga su ira sobre los malvados;
12tan grande como su compasión es su escarmiento,
y juzga a cada uno según sus obras.
13No deja escapar al malvado con su presa
ni deja sin cumplir los deseos del justo.
14El que hace limosna tendrá recompensa,
cada uno recibirá según sus obras.
15EI Señor endureció el corazón del Faraón
-que no lo quiso reconocer-
para manifestar sus obras bajo el cielo.
16Todas las criaturas conocen su compasión,
su luz y su alabanza son la porción de los hombres.  

Dios ve
(Eclo 23,18-20) 
 

17No digas: «Me esconderé de Dios,
¿quién se acordará de mí en lo alto?
Entre tanta gente no me distinguirán,
¿quién soy yo en la anchura del mundo?»
18Mira: los cielos, el último cielo,
tierra y océano
cuando él baja, se ponen en pie
tiemblan cuando se presenta;
19las raíces de los montes, los cimientos del orbe
se echan a temblar cuando los mira Dios.
2O«En mí no se fijará
ni hará caso de mi conducta;
21si peco, nadie me verá;
si miento a escondidas, ¿quién se enterará?
22¿Quién le informa de una buena acción,
qué puedo esperar de cumplir mi deber?»
23Gente falta de juicio piensa así,
el hombre engañado razona de ese modo.  

Dios creador
(Gn 1; Eclo 43) 
 

24Escuchadme y aprended sabiduría,
prestad atención a mis palabras,
25voy a exponer con ponderación mi pensamiento
y con modestia mi doctrina.
26Cuando al principio creó Dios sus obras
y las hizo existir, les asignó sus funciones;
27determinó para siempre su actividad
y sus dominios por todas las edades;
no desfallecen ni se cansan ni faltan a su obligación.
28Ninguna estorba a su compañera,
nunca desobedecen las órdenes de Dios.
29Después el Señor se fijó en la tierra
y la colmó de sus bienes;
30cubrió su faz con toda clase de vivientes,
que han de volver a ella. 
 

16,1 Prov 17,21.
16,1-16 Después de explicar el origen del pecado como acción del hombre en presencia de Dios, el autor expone sus efectos, desarrollando el tema del castigo, ya apuntado. Refuta la falsa esperanza puesta en los hijos (1-5), ilustra su enseñanza con ejemplos del AT (6-11 a), termina con una reflexión general (11 b-16).
16,1-5 El comienzo es inesperado. La fecundidad era, con la vida larga, una de las grandes bendiciones de Dios: el hombre prolonga su vida en la tierra y después de ella se prolonga en sus descendientes. Adán y Eva, expulsados del paraíso, conservaron la bendición de la fecundidad como chispa divina: cfr. Gn 4,1. El pecado puede malograr dicha bendición: los hijos se malogran, afligiendo y castigando al padre, o se quedan sin descendencia, interrumpiendo la continuidad de la familia. La garantía de la bendición divina es "respetar al Señor"; su contrario es la "arrogancia".
16,3 El texto parece recargado con explicaciones. Sab 3,13-4,6 expone la relación entre esterilidad y virtud, fecundidad y vicio.
16,4 Creo que se refiere a "bandidos" internos.
16,5 Se presenta como testigo: adonde no llega su experiencia, apela a la tradición. Con este verso introduce la estrofa siguiente.
16,6 Puede referirse al motín del pueblo: Nm 11,1-3; o al motín de Córaj, Datán y Abirán: Nm 16; Sal 106,16-18.
16,7 Los gigantes aniquilados en el diluvio: Gn 6,4; Bar 3,26s.
16,8 El castigo ejemplar de la Pentápolis: Gn 19; Ez 16,49.
16,9 Los cananeos habitantes de Palestina: Gn 15,16; Jos 4-10.
16,10 La rebelión del pueblo: Nm 13-14.
16,11 "Dura cerviz" se suele decir del pueblo: Ex 32,9; 33,3.5; 34,9; Dt 9,6.13.
16,11 b-16 Desarrolla el tema de la retribución de buenos y malos.
16,11 b Fórmula lapidaria, recargada por un hemistiquio adventicio. La compasión y el perdón desequilibran la balanza de una justicia retributiva: compárese con Sal 103,10.
16,12 Según Ex 34,6-7 y paralelos, la compasión es mayor y más duradera, pero tiene un tiempo. Mientras dura éste, el escarmiento es saludable y expresa compasión; pasado el tiempo, el juicio es definitivo y el escarmiento es castigo.
16,13 La "presa" da a entender que el pecado es de injusticia: presa del malvado es el pobre inocente: Lv 19,13; Sal 37,12.32.
16,14 A la injusticia se opone la "limosna": Sal 37,21; Is 58,8s.
16,15-16 Parecen adición posterior. Los versos son demasiado largos, el Faraón está fuera de su sitio. Sin embargo, el último verso ofrece un final positivo acertado. Aunque todas las criaturas reciben favores de Dios, sólo el hombre puede reconocerlo y alabar la bondad de Dios. La luz reservada a los hombres es símbolo de una plenitud de bienes.
16,17 La fórmula inicial, introduciendo una objeción, nos recuerda que empalma con 15,11, sobre el origen del pecado. El pecado es responsabilidad del hombre (15,11-20) y Dios lo castiga (16,1-16). El hombre objeta: "Dios no lo ve" (contra 15,18s). La objeción es típica de los impíos: Sal 64,7; 73,11; 94,7 etc. El último hemistiquio está recargado en hebreo (por conflación).
16,18-19 Cielo y tierra se ponen en pie como testigos notariales de la teofanía: Dt 32,1; Is 1,2; Sal 50,4. A ellos añade Ben Sira el océano (subterráneo). Otro gesto es el temblor como reacción a la presencia del soberano: Jl 2,10; Sal 77,19 etc.
16,20-21 Aplicado al adulterio: 23,18s.
16,22 La objeción se agudiza cuando pasa al terreno del bien obrar, y es consecuencia lógica. Si Dios no se fija en el pecado, tampoco en la virtud, y entonces ésta no tiene valor. Es el problema del salmo 73; cfr. Job 35,7.
16,23 La respuesta final es como una excomunicación sapiencial: compárese con Sab 2,1.21.
16,24-18,14 Amplia exposición sobre la conducta de Dios con los hombres. Continúa orgánicamente la exposición precedente, dejando el puesto central a la actividad creadora de Dios. Un exordio formal confiere solemnidad al tratado (16,24-25); comienza por la creación de cielo, tierra y del hombre (16,26-17,14); después, con orden inseguro, sigue una doble pista: Dios ve y retribuye maldad y honradez / Dios ve y perdona debilidad y pecado (17,15-23); de aquí la exhortación a convertirse pronto (17,24-29); termina con la comprensión y compasión divinas (17,30-18,14).
16,24-25 El exordio coloca la reflexión teológica en el terreno de la sabiduría; han quedado excluidos necios e insensatos. Si el autor echará mano a datos bíblicos, lo hará en su calidad de maestro: véase Sal 49,2-5. El tercer hemistiquio suena a la letra: "haré brotar con ponderación mi aliento"; como en otras ocasiones, el "aliento / espíritu" es paralelo y correlativo de la palabra, p. ej. Sal 33,6.
16,26-28 En el v. 26 se interrumpe el texto hebreo hasta 30,11; del intermedio tenemos en hebreo versos sueltos conservados en una antología. Cuatro versos sobre la creación de los astros, en un contexto universal. La referencia a los "dominios" parece aludir a los "dominios" de sol y luna según Gn 1,16 (en el texto griego). Según la concepción tradicional, las estrellas constituyen el "ejército" celeste, que obedece exactamente al Señor de los Ejércitos (Is 40,26), y conjuga admirablemente multitud con orden: compárese con Jl 2,7-8.
16,29-30 En paralelismo la población de la tierra en general. Su maravilla es ser habitable: Is 45,18 (los hebreos no conciben que haya habitantes en los astros). La población de la tierra es su plenitud, lo que la llena: Is 34,1; Sal 24,1; 89,12. Pero cuanto vive sobre la tierra retorna a ella al morir: cfr. Sal 90,3.Vida y muerte universales introducen el tema siguiente.

CAPÍTULO 15.




15 1Quien respeta al Señor obrará así,
observando la Ley alcanzará la sabiduría.
2Ella le saldrá al encuentro como una madre
y lo recibirá como la esposa de la juventud;
3lo alimentará con pan de sensatez
y le dará a beber agua de prudencia;
4apoyado en ella no vacilará
y confiado en ella no fracasará;
5lo ensalzará sobre sus compañeros
para que abra la boca en la asamblea;
6alcanzará gozo y alegría,
le legará un nombre perdurable.
7No la alcanzan los hombres falsos
ni la verán los arrogantes,
8se queda lejos de los cínicos
y los embusteros no se acuerdan de ella;
9su alabanza desdice en boca del malvado,
porque no se la otorga Dios;
10la boca del sensato pronuncia su elogio
y el que la posee la enseña.  

Origen del pecado  

11No digas: «Mi pecado viene de Dios».
porque él no hace lo que odia;
12no digas: «El me ha extraviado».
porque no necesita de hombres inicuo
13el Señor aborrece la maldad y la blasfemia.
los que lo respetan no caen en ellas.
14El Señor creó al hombre al principio 
y lo entregó en poder de su albedrío;
15si quieres, guardarás sus mandatos.
porque es prudencia cumplir su voluntad;
16ante ti están puestos fuego yagua:
echa mano a lo que quieras
17delante del hombre están muerte y vida:
le darán lo que él escoja.
18Es inmensa la sabiduría del Señor.
es grande su poder y lo ve todo;
19los ojos de Dios ven las acciones,
él conoce todas las obras del hombre;
20A nadie mandó pecar
ni enseñó mentiras a los embusteros;
no deja impunes a los embusteros
ni se apiada del que practica el fraude.  

15,1 La conquista de la novia Sensatez se asegura por el respeto de Dios, que se traduce en la observancia de la ley. Idea del comienzo y central en el libro.
15,2-6 En el segundo acto es protagonista la mujer: ya es una madre, esposa de juventud, y por ello especialmente amada: Prov 5,18; Is 54,6; Jr 2,2. Se escucha al fondo el retrato de Prov 31: ella cuida solícita del marido dentro de casa y le procura fama entre los nobles, y para la posteridad.
15,3 En Prov 9,5 ofrece pan y vino.
15,4 Son expresiones que se suelen referir a Dios.
15,7-9 Varias categorías quedan excluidas de tales privilegios, son incompatibles con la sabiduría: véase Sab 1,4.6.
15,10 El colofón es como la firma del maestro, que retornará a lo largo del libro.
15,11 Después de dedicar varios capítulos al trato con los hombres, en diversas categorías el autor pasa a tratar con amplitud y variedad de aspectos el tema de las relaciones con Dios: pecado, castigo, perdón, y la figura de Dios creador en medio. El autor comienza por un tema difícil: el origen del pecado: ¿hay que atribuirlo a Dios o al hombre? Introduce la discusión recogiendo o fingiendo una objeción o pregunta del alumno: procedimiento didáctico que da viveza a la exposición y permite centrar la cuestión en el pecado personal. Desde allí sube al origen universal. La respuesta del maestro suena categórica e inapelable: véanse Sal 11 ,5; Sab 11,24.
15,12 El alumno insta: "extraviar" o engañar lo atribuye a Dios y no a un tentador. Puede pensar en el corazón endurecido del Faraón, en el censo de David (2 Sm 24,1), en la visión de Mica ben Yimla (1 Re 22), Dios tiene a disposición los males físicos, no necesita de hombres violentos o inicuos. La respuesta del maestro es más sutil: ¿qué utilidad puede perseguir Dios engañando?
15,13 Continúa en tono de teodicea. La maldad es pecado de obra, la blasfemia pecado de palabra: entre las dos abarcan la totalidad. Dios libra de ellas a los que lo respetan. Puede ser que el alumno pretenda más bien excusarse que acusar a Dios; en cualquier caso, sería un juicio injusto, y el maestro lo endereza con autoridad.
15,14 Comienza la exposición positiva, remontándose a los orígenes, según práctica hebrea y siguiendo Gn 2-3. Por la libertad el hombre se posee y se realiza, es señor de su destino.
15,15 Pero no es señor absoluto. Al poder interno del albedrío se añade la luz y fuerza de la ley, que es voluntad de Dios hecha palabra para regir y ordenar al hombre libre. Cumplir el mandato depende del querer (Sal 40,9). En vez de "prudencia", otro manuscrito dice "fidelidad". El texto hebreo añade una glosa inspirada en Hab 2,4: "si crees en él, también tú vivirás".
15,16 La libertad se ejercita eligiendo. Fuego yagua son aquí criaturas elementales, opuestas en su función, no en su valor de bien y mal. Ambas son buenas, y en ellas experimenta el hombre su capacidad de escoger; al mismo tiempo, las dos se excluyen, y ponen al hombre en trance de elegir. En toda la exposición el autor prescinde del árbol y la serpiente.
15,17 La oposición radical procede de la predicación de la ley: Dt 30,15.19, donde se empareja con bien y mal, maldición y bendición. El sujeto del verbo "le darán" es Dios, que sanciona la elección humana: es en sustancia el tema de Gn 2-3.
15,18-19 Como en el paraíso, pero sin trasposición narrativa, aparece Dios, que ve y conoce todo, aun la intimidad del hombre, de donde brota la decisión. Aquí tenemos otra dimensión de la "sabiduría divina", relacionada con la conducta ética del hombre.
15,20 Concluye resumiendo el tema de la teodicea y del castigo: el mandato de Dios no tiene por objeto la maldad. Dios no manda al hombre que peque; y si peca, no lo deja impune. "Mentirosos" debe tener, por el contexto, un sentido particular: mentira radical del hombre, que acusa a Dios para excusarse, que niega su pecado. Gran mentira, que rubrica el pecado cometido; como el de Caín en Gn 4. El hebreo añade una glosa impertinente, no recogida en las versiones antiguas: "no se apiada del malhechor ni del que revela secretos".

CAPÍTULO 14.




14 1Dichoso el hombre a quien no afligen sus palabras
y no tiene que sufrir remordimiento;
2dichoso el hombre a quien no le reprocha la conciencia
ni ha perdido la esperanza. 
 

Tacaño y generoso  

3El hombre mezquino no merece riquezas,
el hombre tacaño no se merece el oro;
4el que se priva a sí mismo reúne para otros,
de sus bienes disfrutará el extraño;
5el que es tacaño consigo, ¿con quién será generoso?;
no sacará partido de sus bienes;
6el tacaño consigo es el supremo tacaño,
su tacañería se vuelve contra él.
7Si hace un favor es por descuido,
al final delata su tacañería.
9El mezquino piensa que su porción es pequeña,
toma la del prójimo y echa a perder la suya.
10EI tacaño mira ansioso la comida
y ofrece una mesa vacía.
(El generoso ofrece comida abundante,
la fuente seca destila agua sobre la mesa).
11 Hijo mío, si tienes algo, sírvete de ello
(si tienes algo, trátate bien), y sé generoso con Dios.
12Recuerda que en la tumba no disfrutarás
y que la muerte no tarda, aunque no te han dicho la hora de morir.
13Antes de morir favorece a tu amigo,
dale de lo que tengas a mano.
14No te prives de un día dichoso 
y no se te pase la porción deseable.
15¿Por qué dejar a un extraño tus riquezas
y tus sudores para que los repartan a suerte?
16Da a tu hermano y trátate bien,
porque en el Abismo no hay que buscar placeres.
(Todo lo que prometiste hacer cúmplelo en presencia de Dios).
17Toda carne se consumirá como la rapa,
porque el decreto eterno es «Has de morir».
18Como crecen las hojas en un árbol frondoso,
una se marchita, la siguiente brota,
así las generaciones de carne y sangre:
una muere y otra nace.
19Todas sus tareas se pudrirán,
lo que ganaron sus manos se irá con ellas.  

La Sabiduría
(Eclo 6,18-37; Prav 1,20-33)


20Dichoso el hombre que piensa en la Sabiduría
y pretende la Prudencia,
21el que presta atención a sus caminos
y se fija en sus sendas;
22sale tras ella a espiarla
y acecha junto a su portal,
23mira por sus ventanas
y escucha a su puerta,
24acampa junto a su casa
y clava sus estacas junto a su pared,
25pone su tienda junto a ella 
y se acomoda como buen vecino,
26pone nido en su ramaje
y mora entre su fronda,
27Se protege del bochorno a su sombra
y habita en su morada. 
 

14,3-19 Instrucción sobre las posesiones del hombre. Previene primero contra la tacañería (3-10), exhorta a disfrutar rectamente de las posesiones (11-16), lo motiva apelando al límite de la vida humana; motivación simplemente humana. Habla de bienes, no directamente de riqueza, aunque algún parentesco tienen los dos temas.
14,3-6 Expresiones hebreas para mezquindad y tacañería son literalmente "corazón pequeño y ojo malo": corazón o mente, que rige los deseos, ojo, como sede de la facultad estimativa. En el libro de Jonás Dios se enfrenta con la mezquindad de su profeta, en la parábola de los braceros (Mt 20,15), Jesús defiende la generosidad de Dios frente a la tacañería y envidia humana. Compárese con Ecl 5,12-15. Un refrán español dice: "La bolsa del miserable viene el diablo y la abre".
14,7-10 El v. 7 falta en el texto hebreo. El sujeto del v. 9 es dudoso; a la letra dice el hebreo "el ojo que tropieza"; creo que el autor procura variar las fórmulas. El v. 10a suena como variante del anterior. 10b también es dudoso, aunque parece probable que el autor quiere terminar con una antítesis; el segundo hemistiquio dice a la letra "del ojo árido destila agua sobre la mesa" ¿Es "ojo árido" una variante ingeniosa de tacañería? En tal caso, el autor apura el ingenio: el ojo árido, sin lágrimas, tacaño, sólo ofrece agua en su mesa, no comida. Es una explicación hipotética.
14,11-12 Ben Sira no recomienda la buena vida, sino que ofrece remedio a la tacañería; a un derrochador daría otro consejo. Parece adición el tercer hemistiquio.
14,13-16 Generosidad con el prójimo y con uno mismo van unidas, demostrando que el autor no aconseja el egoísmo, sino el uso temperado de los bienes: para sí (Ecl 2,24; 9,7), para Dios (Prov 3,9), para el prójimo. La Vulgata añade "al pobre" remediando el descuido del autor. La motivación muestra el horizonte intramundano del autor: para el individuo, con la muerte, se acabó el tiempo de disfrutar, y si no tiene hijos, sus bienes se dispersarán. El verso en paréntesis parece glosa añadida: interrumpe el sentido y puede estar inspirada en 18,22.
14,17-19 Enunciado el tema de la muerte, aprovecha el momento para amplificarlo con imágenes clásicas: Sal 90; 102. El relevo de las generaciones recuerda el comienzo de Ecl. En cuanto a las obras, Ap 14,13 invierte radicalmente la perspectiva.
14,20-15,10 Retorna al tema central de la sabiduría / sensatez. Los diez y ocho versos se reparten así: ocho explican los trabajos del joven por conquistarla (20-27), el verso central la vincula al respeto / reverencia de Dios (15,1), cinco versos cantan los beneficios que en respuesta trae la sabiduría (5,2-6), otros cuatro mencionan a los que están excluidos de su posesión y al maestro que la posee y enseña (5,7-10).
14,20-27 Ben Sira parece escribir un comentario réplica al poema final de Proverbios, 31,10-31. Este poema alfabético plantea la dificultad de encontrar la esposa ideal, una mujer hacendosa, y después describe su actividad en la administración doméstica. Ben Sira personifica a la Sabiduría en figura de esa mujer ideal: el joven la busca, la corteja, no se aparta de ella. Si el autor habla a jóvenes, su enseñanza resulta más expresiva. Según esta explicación, habría que comparar este fragmento con la confesión final del libro, 51,13-30. También explota la imagen Sab 8.
14,20 Clara referencia al salmo 1, cambiando "ley" por "sabiduría": el mismo comienzo de bienaventuranza y el mismo verbo, pensar o meditar.
14,21 También la imagen del camino puede proceder de dicho salmo, cambiando lo negativo en positivo; pero los verbos y la imagen son tópicos.
14,22 El primer verbo es típico del saber de Dios (Jr 17,20; Sal 139; Job 28,3.27), del rey (Prov 25,2), del maestro (Prov 28,11); también significa explorar, espiar (Jue 18,2; 2 Sm 10,3). "Portal" o "entradas", accesos.
14,23 Ha descubierto la casa, y la ronda; el enamoramiento disculpa la mala educación, cfr. 21,23s.
14,24-25 Imagen tomada de la vida nómada. El cortejador abandona su vivienda y se establece en una tienda con tal de estar cerca de la amada.
14,26-27 Cambio de imagen: árbol, nido y sombra: véanse Prov 27,8; Cant 2,3.